Este intercomunicador se puede utilizar también
como un sistema de seguridad, porque permite un
sistema de vigilancia, que detecta ruidos hechos
por una persona que intenta entrar en una dependencia
de la casa.
El mismo equipo puede usarse tanto por la persona
que transmite como por la que recibe pues la comunicación
puede invertirse.
Para establecer la llamada, habrá que
activar el pulsador P, que será el encargado
de dar alimentación al circuito.
Al activar el pulsador alimentamos el resto del
circuito, y se puede comenzar a hablar para que
transmita el mensaje hacia el otro intercomunicador.
La señal captada por el micrófono
es muy débil y con ciertos ruidos, por
lo que debe ser filtrada y amplificada para que
tenga suficiente nivel para llegar al otro equipo.
Las resistencias R12 y R11 son las que se ocupan
de alimentar el micrófono para que éste
funcione correctamente.
De la señal de audio recogida se elimina
la componente continua cuando pasa por C10 y es
filtrada nuevamente y recortada en frecuencia,
al mismo tiempo que se le suma una componente
continua de 3V, por medio de las resistencias
R5, R6 y R8, para evitar la distorsión
de la señal. Luego la señal se amplifica
unas 100 veces y le da suficiente nivel como para
atacar el amplificador final, formado por IC1
y sus componentes asociados.
Antes de volver a amplificar se quita la componente
continua por intermedio de C6 y se ajusta el nivel
por medio del potenciómetro P1, que actúa
como un control de volumen.
La etapa de potencia está constituida
por el circuito integrado TDA 2822, que es un
amplificador de audio estéreo en puente
y que puede dar una potencia de unos 3W en configuración
monoaural, o de 1,8W por canal en versión
estéreo. La salida del amplificador, patas
2 y 3, es llevada a los parlantes contrarios de
cada intercomunicador, el parlante del intercomunicador
que se está montando irá conectado
a la salida del intercomunicador que nos queda
por montar y viceversa. Los cables de transmisión
tienen una determinada resistencia, esta resistencia
atenúa la señal cada vez más
a medida que la longitud de los cables que unen
los parlantes se hace más grande; por lo
tanto, la longitud tiene un límite que
nos asegura un mínimo de señal en
el intercomunicador contrario. Esta longitud está
establecida en unos 100 m.