FALLAS
ANALIZADAS CON OJO CLINICO
¿QUE SUELE FALLAR EN EL MONITOR DE LAS PCS?
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Llegó el momento de hacer
una autopsia del componente más emblemático
de la PC: el monitor. Varias veces, hicimos una nota
sobre la reparación de estos dispositivos,
donde pudimos comprobar que en ellos hay elementos
muy peligrosos para manipular, ya que suelen trabajar
con niveles de tensión muy elevados. Este es
un case en el que vemos lo que eso es capaz de provocar. |
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Antes de leer
este artículo, cabe aclarar, una vez más,
que reparar o analizar un monitor no es lo mismo
que reparar o analizar una computadora. Si bien
cualquier aparato que maneje tensión representa
un riesgo para quien lo manipula, en un monitor
este peligro se ve incrementado.
Aquí no estamos hablando
sólo de 110V ó 220V (que de por sí
pueden ser mortales): internamente, se manejan niveles
miles de veces más altos. Por lo tanto, cualquier
verificación o desarme de un equipo de estas
características debe ser realizada por alguien
que realmente conozca al detalle los sectores peligrosos
del aparato y pueda tomar las debidas precauciones. |
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Todavía no nos habíamos repuesto
de los terribles momentos vividos con el pobre
usuario del router analizado en la autopsia anterior,
cuando otro paciente irrumpió en el laboratorio
envuelto en el más absoluto dramatismo.
Se trataba de un monitor Goldstar 1465DL, 14”
SVGA Color, que pertenecía a una PC utilizada
en una oficina administrativa, con un promedio
de doce horas diarias de actividad. Su ubicación
habitual era sobre un escritorio dispuesto contra
una ventana que daba al exterior. El operador
del equipo nos informó que, de un momento
a otro, la pantalla se había oscurecido.
Al mismo tiempo, el aparato acusaba un extraño
ruido en la parte trasera, parecido al que provoca
la mecha de un taladro. Inmediatamente, había
procedido a apagarlo y a revisar todas las conexiones,
suponiendo un falso contacto en el enchufe o en
el cable de alimentación. Aunque nada de
eso parecía estar en malas condiciones,
de todos modos reemplazó ambos elementos.
Cuando volvió a encender el monitor, todo
estaba en idénticas condiciones.
Lo que más desconcertaba al usuario era
el extraño ruido que generaba el equipo.
Por un momento temió que se tratara de
algún problema en la placa de video. Entonces
decidió probar su funcionamiento utilizando
el monitor de otra PC, lo cual lo llevó
a corroborar que el equipo respondía perfectamente.
No cabía otra posibilidad: el monitor había
sufrido un desperfecto, y todo indicaba que la
situación era bastante grave.
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Tomando estos
datos como punto de partida, decidimos desarmar
la unidad y verificar el funcionamiento a carcasa
descubierta. No fue difícil descubrir de
dónde venía el ruido: un chispazo
de tensión constante iluminaba la parte posterior
del monitor y provocaba ese alboroto.
Es sabido que la imagen en un tubo de rayos catódicos
(TRC) se produce gracias al constante “bombardeo”
de electrones sobre una superficie (la pantalla)
impregnada de partículas que se iluminan.
Ese “bombardeo” sale de un “cañón”
emisor de electrones, que se encuentra en la parte
trasera del tubo, y es dirigido por una bobina
denominada Yugo, ubicada en el sector en el que
éste se ensancha para formar la pantalla.
Para que este haz de electrones pueda generarse,
se necesita una tensión muy alta, mucho
mayor de la que recibe el monitor desde la línea.
Justamente para elevarla, el aparato cuenta con
un dispositivo denominado fly-back: un conjunto
de bobinas encapsuladas capaz de aumentar la tensión
de línea a un valor que ronda los 15.000
a 25.000 voltios. Con esto, entonces, se logra
la potencia suficiente como para generar una circulación
de electrones capaz de producir la luminancia
en la pantalla.
El problema es que esa tensión tan alta
debe ser transportada de alguna manera desde el
fly-back hasta las partes del tubo que realizan
esa actividad. En este recorrido entran en juego
cables, soldaduras, zócalos, pistas conductoras,
patas de contactos, conectores, etc. Semejante
cantidad de elementos, transportando niveles de
tensión tan elevados, suele ser responsable
de un altísimo porcentaje de las averías
en monitores y televisores. Al observar con más
detenimiento, pudimos comprobar que el salto de
chispa se producía justo en el zócalo
que alimenta al cañón de electrones.
Hasta este punto, entonces, teníamos una
causa concreta: la fuga de tensión era,
evidentemente, la que estaba haciendo que el tubo
no pudiera “barrer” la pantalla con
el haz de electrones para que ésta se iluminara.
En otras palabras, la energía se perdía
en la chispa en vez de ir al cañón
de electrones.
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Pero ¿por
qué se había producido semejante situación?
Es en este punto cuando surgen dos hipótesis.
La primera se relaciona con un
posible cortocircuito en el fly-back. Este tipo
de componentes sufren mucho desgaste debido a la
exigencia de la actividad que desarrollan. Sus bobinas
internas son víctimas constantes de cortes
o cortocircuitos provocados por el mismo paso de
la energía a través de ellas. Cuando
algo así ocurre, puede ser que el componente
deje de entregar tensión o que lo haga en
un nivel desmesurado, lo cual podía provocar
ese salto a la entrada del cañón,
dado que la tensión sería demasiado
alta para lo que puede soportar el zócalo.
Para descartar este punto, hicimos una verificación
de rutina sobre las patas del fly-back, pero no
encontramos ninguna de estas fallas.
La segunda hipótesis supone
una avería en el zócalo, que, al no
hacer buen contacto con los conectores del tubo,
provoca el chispazo. Revisando detenidamente, nos
encontramos con una considerable fisura en el plástico
que lo conforma. ¡Aquí estaba, entonces,
el motivo de la fuga de tensión! Esa rajadura
provocaba un contacto ineficiente en parte del zócalo,
y hacía que la corriente fluyera sin control
hacia el primer contacto metálico que tenía
a su alcance.
Ya habíamos averiguado la
causa; faltaba determinar el por qué de esa
rajadura, si supuestamente el monitor no había
sufrido ningún golpe. En estas circunstancias
terminamos siempre apuntando al mismo culpable:
la humedad. El equipo estaba expuesto a ella a través
de la ventana de la oficina. Incluso, el operador
declaró haber secado su superficie en más
de una ocasión, cuando se olvidaba la ventana
abierta durante alguna lluvia. El agua, combinada
con la electricidad forman un cóctel mortal.
En algún momento, la humedad impregnada al
zócalo había conducido la tensión
por un camino diferente, lo cual había provocado
un chispazo con la potencia suficiente como para
partir el zócalo. Una vez abierto, los contactos
dejaron de cumplir su función correctamente
y empezó a producirse una fuga constante
que derivó en el problema que aquí
explicamos. |
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La solución
fue un reemplazo inmediato del zócalo de
contactos, y una verificación y retoque de
las soldaduras de todos los componentes que lo rodeaban.
En este caso particular, se tuvo la fortuna de que
el salto de corriente se había provocado
hacia un sector que no causaba daños sobre
otros elementos. En otras circunstancias, la situación
puede ser peor, porque la alta tensión puede
descargarse sobre algún sector de la placa
de circuitos, quemando otros componentes y poniendo
el equipo al borde de la inutilización total.
El costo del zócalo depende
del modelo y marca del monitor. Pero, a veces, el
problema no es el valor, que de por sí es
bastante bajo, sino el hecho de que los reemplazos
correspondientes no se consiguen fácilmente
en el mercado. Ante esta circunstancia, el equipo
queda fuera de servicio hasta que damos con el repuesto
o encontramos alguna forma casera de repararlo. |
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Desde ya que
las recomendaciones del caso están relacionadas
con el factor humedad. Cuando un equipo es sometido
a condiciones extremas, por más que siga
funcionando, siempre es recomendable asegurarse
de que todo esté perfectamente seco. Si en
algún momento notan que la humedad ambiente
es demasiado alta, o por algún motivo el
monitor se moja parcialmente, no basta con secarlo
con un paño: tómense el trabajo de
quitarle la tapa y repasar todo el interior con
un secador de cabello, concentrándose en
los sectores de alta tensión. Perderán
unos minutos, pero evitarán un verdadero
dolor de cabeza. |
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De
la Redacción de Users de MP Ediciones |
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