Aquí estaríamos
frente al caso en que la cuestión es si pertenece
o no pertenece y listo. Pero extrapolemos esto a
la realidad y veamos que no es tan sencillo en la
vida cotidiana.
Si por ejemplo quisiéramos
clasificar a las personas en altas y bajas, entonces
podríamos definir dos conjuntos (figura 1):
Ahora supongamos que imponemos
la condición que una persona para ser “alta”
tiene que tener 1,70 [m] de altura. Así,
si tomamos como x la persona:
µC(x) =1 si la persona tiene
una estatura igual o mayor a 1,70 [m] (o sea pertenece
al conjunto C)
µC(x) =0 caso contrario
Como podemos apreciar, este método
es un poco injusto, porque no es lo mismo decir
que es baja una persona que posee 1,50 [m] de altura,
que aquella que mide 1,69 [m]. Además, ¿es
realmente apreciable la diferencia entre 1,69 [m]
y 1,70 [m]?
Así nace la idea de usar
funciones que indiquen pertenencia a conjuntos,
cuyos resultados no sean exclusivamente unos o ceros,
sino que puedan variar libremente en el intervalo
[1,0].
Con este método podemos
indicar por ejemplo; si la persona x mide 1,69 [m]:
µC(x) = 0,99 (tiene un 99%
de pertenencia al conjunto de altos)
y además:
µD(x) = 0,01 (tiene un 1%
de pertenencia al conjunto de bajos)
Como vemos, formar parte de un
conjunto no excluye la pertenencia a otro, en esta
teoría.
Ahora, ¿para qué
nos sirve esto? Bueno, como todos sabemos, en la
vida normalmente nuestra apreciación de la
realidad no es un simple Sí/No. Por ejemplo,
la madre que está a punto de bañar
a su bebé, tiene la tina preparada, introduce
la mano y dice que el agua “está caliente”,
pero ¿cuánto es caliente?, ¿exactamente
60 ºC?, ¿o más?
O cuando alguien afirma que un
objeto es amarillo, ¿es porque la longitud
de onda que refleja es exactamente de 555 [nm]?
La lógica difusa tiene mucho
que ver con la precisión. ¿Qué
tan importante es ser preciso en lo que uno dice?
Surge la necesidad de expresar
estas ideas en el campo de la técnica de
alguna manera sencilla y fácil de manipular.
La Lógica Difusa se propone como una herramienta
para salvar estas ambigüedades. Obviamente
no es la única manera, pero sí la
más simple.
Así podemos mencionar
algunas de sus ventajas:
-
Es fácil de entender
conceptualmente. Los conceptos matemáticos
detrás de ésta son muy simples.
Lo que la hace atractiva es la naturalidad con
la que uno puede expresar problemas de cierta
complejidad.
-
Es flexible. Una vez diseñado
un algoritmo fuzzy es fácil cambiar las
reglas de comportamiento.
-
Los datos pueden ser imprecisos
y sin embargo, el sistema funcionar igualmente.
-
Se pueden modelizar sistemas
no-lineales de complejidad arbitraria.
-
El sistema fuzzy puede ser
construido en base a la experiencia de expertos.
Esto es una gran ventaja si lo comparamos con
las redes neuronales donde la red entrenada
es como una caja negra, en problemas complejos.
-
Puede combinarse con técnicas
de control convencionales.
-
Se basa en el lenguaje natural.
Como veremos en el diseño de los controladores,
es sencillo expresar las instrucciones como
reglas fuzzy.
Entonces la Lógica Fuzzy
es una forma para conseguir los resultados deseados.
Volviendo al ejemplo, podemos expresar
el conjunto de personas bajas como (figura 2):
Otra forma de expresar esto es
mediante cada elemento con su función de
pertenencia asociada, según el ejemplo:
Conjunto de Personas altas = {1|(0,001)
; 1,50|(0,01) ; 1,60|(0,85) ;1,64|(0,99) ; 1,80|(1)
; 1,90|(1) }
Al concepto matemático:
C = {x1| (µC(x1)); x2|(µC(x2)); ...;
xn|(µC(xn))} se le llama conjunto fuzzy.
Existen varias operaciones sencillas
y muy útiles que se pueden realizar con los
conjuntos fuzzy. Analicémoslas con mucha
atención, ya que son la base para el diseño
posterior.
Ver figura 3.5.
Los conjuntos fuzzy pueden ser
representados en forma gráfica muy fácilmente
como en la figura 3:
O sea para el diseño de
controladores fuzzy, los conjuntos se representan
con figuras convexas (triángulos y triángulos
truncados son una manera sencilla) y normales (en
las que al menos uno de sus elementos tenga valor
de pertenencia 1, y ninguno más que 1)
Así, por ejemplo, supongamos
que tenemos una persona que mide 1,60 [m]; podemos
mediante el gráfico saber cuan alta y cuan
baja es (observe la figura 4).
También, las funciones de
pertenencia podrían ser como las siguientes
(figura 5).
Pero por simplicidad, a la hora
de implementar, escogemos figuras como éstas
(figura 6).
Ahora al expresar las funciones
de pertenencia gráficamente, las operaciones
que definimos anteriormente también pueden
expresarse en forma gráfica (figura 7). |