REPARACION
DE IMPRESORAS
DESARMAMOS EL PERIFERICO QUE NADIE SE ANIMA A TOCAR
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En esta nota, nos animamos a reparar
uno de los periféricos más complejos:
la impresora. Les daremos algunos puntos en común
entre las diferentes impresoras, para facilitar una
eventual reparación. |
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Además
de los sistemas que todos conocemos (matriciales,
inyección de tinta, láser, etc.),
existe la variante propia que cada marca ofrece
para llevar adelante estos métodos. Es nuestro
objetivo, entonces, brindarles en estas páginas
los puntos en común para que puedan desarmar
una impresora y rescatarla de cualquier situación
agonizante. |
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Parece tonto
hacer referencia a elementos tan obvios, pero al
momento de buscar las causas de un problema, éstos
se convierten en una parada casi obligada para efectuar
verificaciones. Varios técnicos pierden horas
desarmando una unidad completa, para terminar dándose
cuenta de que la falla están en la misma
PC. Falta de comunicación con la impresora,
aparición de caracteres extraños,
impresiones fuera de margen o interrumpidas en forma
abrupta son algunos de los indicadores de que hay
problemas en estos sectores. Lo primero es corroborar
la aparición de conflictos entre el puerto
paralelo y algún accesorio instalado. Si
vamos al [Administrador de dispositivos], que encontramos
dentro de [Sistema] en el [Panel de control], accedemos
a la lista de todos los componentes instalados.
Abriendo la rama [Puertos (COM y LPT)], podemos
observar los distintos recursos que éste
utiliza, mediante la opción [Propiedades]
del menú que emerge al hacer click derecho
sobre el puerto de la impresora. En Windows 98,
el puerto paralelo hace uso de un canal IRQ, que
suele ser el 7, también empleado por algunas
placas multimedia. Si existe algún conflicto,
en el Setup de la PC (entramos con <Del> o
<Supr> durante el inicio), podemos cambiarlo
por alguno que esté libre en ese momento.
En Windows XP este problema ya está previsto,
porque dentro de la misma ventana de [Propiedades]
encontramos una solapa denominada [Propiedades del
Puerto], donde se ofrece la posibilidad de no asignarle
ningún IRQ y, así, evitar cualquier
conflicto. Otro tema que debemos tener en cuenta
en Windows 98 es el uso de escáneres paralelos,
que suelen acarrear más de un dolor de cabeza
cuando generan interrupciones en la transferencia
de datos a la impresora. Esto se soluciona en gran
medida efectuando una actualización de los
drivers correspondientes; lo mismo ocurre en el
caso de la impresora. Si ninguno de estos pasos
resuelve la situación, desinstalamos todo
y volvemos a restaurar usando el instalador tradicional.
Aclaramos este punto porque el método de
agregar una impresora desde el Panel de control
suele obviar la incorporación de archivos
muy importantes para su correcto funcionamiento.
(Ver la figura 1 y 2). |
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Ahora que pasamos
el control de rutina obligado, vamos a desarmar
la impresora. Volviendo al tema de la variedad de
marcas y modelos existentes en el mercado, deberíamos
dedicar una revista entera a este punto si quisiéramos
repasar el método para cada una. Como eso
no es posible, vamos a tomar un estándar
que representa a la mayoría: Epson Stylus
Color 400.
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¿Por qué Epson?
Porque son las más delicadas, debido
a su sistema de cabezal incorporado a la impresora
y no al cartucho, como ocurre en las HP. Esto,
a su vez, implica que los insumos son mucho
más baratos, con lo cual se vuelve muy
popular entre los usuarios.
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¿Por qué la
Stylus Color 400? Porque su mecanismo y estructura
la convierten en una impresora tipo dentro de
la línea Epson. Por lo tanto, aprendiendo
a manipular este equipo, resultará muy
sencillo adaptarse luego a los otros modelos.
El proceso de desarme inicial es
muy sencillo, ya que sacando la cubierta protectora,
accedemos a la mayoría de los componentes
fundamentales. Por lo general, el resto de la estructura
está montada sobre partes metálicas
unidas con tornillos y trabas bien visibles. De
todas maneras, hay que ser muy cautos al realizar
esta tarea, tratando de no forzar nada y llevando
un estricto control de la ubicación exacta
de los elementos que se extraen. Volviendo a la
cubierta, ésta se encuentra sujeta con 4
tornillos, 2 a los costados de la bandeja de entrada
del papel y otros 2 que se observan con claridad
al levantar la tapa que cubre el mecanismo. Para
retirarlos, utilizamos un destornillador del tipo
Philips, conocido por su punta en forma de cruz.
Luego sólo hace falta tomar la cubierta por
los laterales y levantarla para dejar todo al descubierto.
(Ver figura 3). |
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La impresora
es uno de los periféricos más “reparables”
que tiene la PC, porque cuenta con muchos componentes
que pueden ser reemplazados o reparados a costos
bastante inferiores que el de una unidad nueva;
salvo excepciones, como el caso del cabezal de impresión,
que puede alcanzar valores cercanos a los U$S 130
(cabezal negro para Epson Stylus Color 800). Lo
importante es identificar bien cada falla, para
así tomar las decisiones del caso sobre la
base de la conveniencia de cada uno. |
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LIMPIEZA
Y LUBRICACION DEL MECANISMO |
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Uno de los inconvenientes
más comunes que suelen presentarse está
en el mecanismo de impresión, compuesto por
engranajes, correas y guías propensos a sufrir
fallas de toda clase. Los síntomas típicos
de estos casos son la presencia de ruidos, problemas
en la carga de la hoja, textos desalineados o interrupciones
en la impresión. Si observamos sobre el lateral
izquierdo del equipo (viéndolo de frente),
encontraremos un sistema de engranajes que controla
la carga y el transporte de la hoja. El polvillo
circulante en el ambiente suele impregnarse en la
grasa que lubrica este sistema, formando una pasta
que lo frena y puede provocar daños muy severos.
Lo primero será hacer un control visual para
observar el correcto estado de los dientes de cada
engranaje. Luego, con un aerosol removedor de partículas
o con alcohol isopropílico impregnado en
un hisopo, quitamos toda la suciedad adherida, y
con la punta de un destornillador plano, volvemos
a colocar grasa lubricante en pequeñas proporciones
sobre distintos puntos del mecanismo. Esta grasa
debe ser exclusivamente la que se utiliza en equipos
electrónicos; pueden consultar en algún
comercio del ramo para elegir la correcta.
Si miramos ahora en la parte frontal,
encontraremos la guía sobre la que se desplazan
los cabezales de impresión. Es imprescindible
que ésta brinde las condiciones óptimas
para que el mecanismo se deslice en forma suave
y sin roces. En este caso, procedemos de una forma
muy similar a la anterior: con los mismos elementos
de limpieza quitamos todos los restos de polvillo
y grasa vieja, y luego aplicamos pequeñas
dosis de lubricante a lo largo de toda la guía.
Por último, otro elemento
que influye en gran medida es la correa dentada
que transmite el movimiento desde el motor. Esta
debe encontrarse en buen estado y bien tensada.
Si es necesario, con un paño humedecido en
el mismo alcohol isopropílico, podemos limpiar
su superficie para quitar cualquier partícula
que esté ocasionando problemas. Sobre una
de las puntas veremos un resorte que se encarga
de mantenerla tensada. Verifiquemos que no esté
vencido, ejerciendo la presión necesaria
para tal fin.
Una vez realizados todos estos pasos, tendremos
que efectuar un par de impresiones de prueba para
lograr que el mecanismo se mueva y autolubrique.
Si es necesario realizar algún reemplazo,
precisaremos un manual de servicio de la impresora,
donde figure el despiece correspondiente con los
códigos de cada parte, para poder solicitarlos
en fábrica. |
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Uno de los componentes
más delicados de la impresora es el cabezal
de impresión. Además del desgaste
propio debido al uso diario, este elemento suele
sufrir constantes castigos al ser expuesto a recargas
o a cartuchos de mala calidad. Los inyectores trabajan
en condiciones que requieren una tinta que cumpla
con requisitos mínimos de viscosidad y refrigeración,
para evitar taponamientos y daños irreparables.
En próximas ediciones se hará mención
al caso de un cabezal arruinado por no respetar
estas normas básicas y se hablará
del papel que cumple la tinta, más allá
de impregnarse en el papel.
No bien notamos la aparición
de líneas blancas (ausencia de tinta) en
las impresiones, podemos realizar el procedimiento
de autolimpieza incorporado a la impresora. Pero
si en el segundo intento no obtenemos resultados,
debemos detener en forma inmediata el equipo y efectuar
una limpieza manual. Resaltamos este punto debido
a que, si forzamos a los inyectores a trabajar sin
tinta circulante que los refrigere, corremos serios
riesgos de causar daños que nos obliguen
a un reemplazo inevitable. Muchas empresas de electroquímicos
se dedican a comercializar líquidos especiales
capaces de destapar los diminutos capilares e inyectores.
Haciendo uso de ellos, aplicaremos un método
que se divide en dos partes.
La primera es la más simple.
Llenamos un recipiente no muy profundo con el líquido
e introducimos el cabezal de manera que la única
zona que quede sumergida sea la cabeza que contiene
los inyectores, encargada de volcar la tinta sobre
el papel. Deberá quedar en esta posición
durante unas 12 horas, para así obtener los
resultados esperados. Tenemos que evitar a toda
costa que el líquido tome contacto con el
circuito impreso, a fin de evitar cortocircuitos.
Con esto nos aseguramos de destapar
los inyectores, pero puede ocurrir que quede un
remanente de tinta reseca en los capilares que transportan
la tinta desde el cartucho. Por lo tanto, ahora
pasaremos a la segunda parte, un tanto más
delicada. Cargamos el líquido en una jeringa
y le adosamos una pequeña manguera, que calce
también en el pico que perfora el cartucho
para absorber la tinta. A partir de allí
comenzaremos a ejercer una pequeña presión
a fin de inyectarlo en forma lenta por los capilares
hasta que comience a salir por los inyectores. Luego
volvemos a sumergir el cabezal otras 12 horas y
verificamos los resultados haciendo una serie de
pruebas de impresión. Como verán,
éste no es un método para impacientes,
ya que requiere varias horas para llevarlo adelante,
y es probable que debamos repetir todos los pasos
más de una vez. |
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La mayoría
de las impresoras posee, sobre el lateral derecho,
un sistema de autolimpieza que, mediante un mecanismo
compuesto por mangueras y almohadillas, absorbe
la tinta desde el cabezal y la deposita en un “colchón”
ubicado en la parte inferior del equipo. Este mecanismo
se activa mediante software, desde un botón
en la parte frontal o en forma automática
una vez que transcurre un lapso de tiempo. El problema
surge cuando la tinta se acumula en exceso y comienza
a generar el efecto contrario, ocasionando taponamientos
constantes. Si damos vuelta la impresora, encontramos
una tapa de plástico negro que está
sostenida por un tornillo y una pequeña traba
metálica. Esta tapa contiene las almohadillas
donde se depositan los restos de tinta. Con mucha
paciencia, agua y jabón, limpiamos cuidadosamente
cada una de ellas. Hacemos lo mismo con las pequeñas
mangueras y el sistema de absorción. Una
vez que todo está en condiciones, volvemos
a montar el mecanismo y hacemos un par de limpiezas
automáticas para corroborar el correcto ensamblaje
de los elementos. |
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El movimiento
de cada uno de los motores está limitado
por una serie de sensores que detectan cuando el
mecanismo llega a un cierto límite. Uno de
ellos se encuentra junto al sistema de autolimpieza
y avisa cuando el cabezal de impresión llega
al tope de la guía de desplazamiento. Por
algún motivo, es común encontrar fallas
en esos sensores, lo que determina que el movimiento
del carro sea errático y se produzcan impresiones
fuera de margen y hasta roturas de engranajes al
forzar movimientos fuera del límite. Para
verificar su correcto estado, tomamos un téster
en la función de óhmetro y medimos
la resistencia en las patas del sensor. Esta debería
ser casi total; puede marcar, a lo sumo, un débil
paso de la corriente. Si el téster indica
una resistencia de 0 ohms, el componente está
en cortocircuito, de modo que habrá que reemplazarlo.
Lo mismo se aplica a cualquier otro sensor presente
en la impresora. |
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Uno de los motores
principales es el que permite el movimiento de los
cabezales, transportado por la correa de goma dentada.
Si durante la impresión notamos una falla
o ausencia de este movimiento, puede deberse a un
problema en el motor. En la parte trasera hay 4
tornillos; si los quitamos con cuidado, accedemos
al eje y a los conectores de las bobinas. Primero
lubricamos el eje con una gota de aceite y luego
medimos las bobinas con el téster puesto
en óhmetro. Cada bobina debería darnos
una resistencia aproximada de 18 ohms; si alguna
marca un exceso hacia cualquiera de los límites,
quizá esté cortada o en cortocircuito.
Si está todo bien, armamos otra vez todo
con cuidado y probamos la efectividad del proceso
de lubricación. |
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Este es uno de
los elementos que hay que reemplazar con mayor frecuencia.
A fin de evitar paquetes con grandes cantidades
de cables, se suele usar una cinta con varios conductores
metálicos que transportan datos de una forma
más prolija. El problema surge cuando el
elemento receptor está en constante movimiento
(como sucede con los cabezales), ya que esto genera
pliegues que, con el tiempo, terminan por producir
cortes. Muchas de las fallas en la impresión
se deben a daños en alguno de los conductores
de una de las cintas. Por lo general, éstas
se conectan mediante pequeños zócalos
que son muy simples de abrir para liberarlas. Una
vez quitadas, medimos todas las puntas con el óhmetro
para comprobar el buen estado de cada conductor.
Es conveniente efectuar movimientos en la cinta
mientras medimos, para sacarnos la duda de la presencia
de un “falso contacto”. Luego, con un
aerosol limpiacontactos, limpiamos la superficie
de los zócalos y volvemos a instalar la cinta
para efectuar la prueba correspondiente. |
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En la parte inferior
trasera de la unidad, hay una tapa metálica
que está sostenida por una serie de tornillos
en los costados. Si los quitamos, podemos levantarla
y veremos la placa principal y la fuente de alimentación.
Un pequeño circuito impreso ubicado a la
izquierda –que distinguimos porque el cable
de la corriente se encuentra unido a él–
es la parte que se encuentra más expuesta
a sufrir daños provocados por variaciones
abruptas en la línea de energía. Si
la impresora no enciende, es muy probable que haya
una avería en este sector. Se trata de una
fuente conmutada, muy similar a la de las PC, con
componentes muy simples de verificar, como fusibles,
capacitores electrolíticos, bobinas y resistencias.
Con el téster puesto en la función
de óhmetro, podemos verificar cada uno de
ellos y efectuar el reemplazo correspondiente. Si
tienen dudas respecto a la forma de hacerlo, en
el artículo sobre Reparación de monitores
de POWERUSR #04, encontrarán una completa
guía aplicada a cada componente. En caso
de que el daño sea muy importante, podemos
solicitar en fábrica la unidad completa para
solucionar el problema de una manera más
simple.
Hasta aquí hemos visto los
procedimientos de rutina para solucionar los problemas
más sencillos que podemos encontrar en una
impresora, y que nos harán ahorrar unos cuantos
pesos en servicio técnico. De más
está decir que existen miles de averías
que sería imposible enumerar en una sola
nota, muchas relacionadas con la placa principal
que controla las funciones de impresión.
Pero no se desanimen, porque para los que siempre
quieren más, estamos preparando una serie
de informes dedicados a reparación avanzada,
que incluirán todos los puntos que aquí
se quedaron afuera. Respecto a los electroquímicos
que nombramos, sumamente útiles para reparar
componentes de estas características, pueden
encontrarlos, por ejemplo, en www.edelta.com.ar,
una empresa dedicada a fabricarlos y distribuirlos
en toda Latinoamérica. Hasta la próxima
y ¡a reparar se ha dicho! |
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De
la Redacción de USERS de MP Ediciones |
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